El trabajo de las mujeres en el hogar estaban dirigidos principalmente “el lavado y peinado de lana, la limpieza de ropa, el cuido de los hijos, la cocción de los alimentos y la producción artesanal”[1] en el constructo familiar el papel preponderante lo tenían los hijos; las madres y esposas eran consideradas objetos de trabajo que no tenían derecho a expresarse sublevarse e incluso a manifestar sus derechos. La educación de los hijos estaba a cargo de las madres pero al cumplir los 10 años de edad los hijos varones eran educados por los padres mientras las hijas seguían siendo educadas por las madres para que aprendieran todos los elementos necesarios para convertirse en excelentes esposas y madres.
A las mujeres se les establecía una edad para contraer matrimonio ya que este era considerado como un deber que tenía que cumplir para con la sociedad. En las clases bajas se les exigía casarse a los quince años de edad por otro lado “en las familias más cultas se consiente en retrasar el matrimonio hasta que la hija cumpla los diecisiete años”[2] evidenciando que las prácticas formativas de familia variaban según la condición social a la que pertenecía.
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