martes, 29 de mayo de 2012

ü Educación:
La educación es una institución que responde a un proyecto ideológico establecido y en la época moderna no era la excepción. Las mujeres eran las encargadas directas de educar a sus hijos (as) pero después de cierta edad los varones aprendían directamente de sus padres. Se educaba con los valores y principios básicos que regía la sociedad dependiendo del género del hijo. Por ejemplo a las mujeres se les enseñaba los oficios domésticos como lavar, planchar  y servir la comida a los hombres entre otras cosas, mientras a los varones se les educaba según la labor que desarrollaban sus padres.
“Pero para educar a las hijas existen pocas, puesto que entre la niña y la mujer casada transcurre tan pocos años que resulta difícil deslizar los gérmenes de una formación original y la expresión misma de vida de muchacha”[1] se educaba a la mujer para dominar el hogar, no interesaba que adquiriera otros conocimientos afirmando que la primera educación de los hijos era responsabilidad de la madre. Las instituciones educativas tal como las conocemos actualmente no existían, ya que esta es la época del surgimiento de las universidades y la expansión del conocimiento.
 La educación buscaba retomar todo aquel legado cultural de los antiguos griegos y romanos y depositarlas en la mente de los varones exclusivamente, pero la educación como tal se encontraba restringida, caía en pocas manos y solo las familias de élite tenían la posibilidad de enviar a sus hijos a centros de estudio. Posteriormente con la universalización del conocimiento utilizando la razón las mujeres empiezan a educarse pero siempre bajo los lineamientos de buena esposa y madre, impartiéndoles únicamente los conocimientos básicos de hilado, cocción de alimentos y demás labores domésticas.


[1] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 275

miércoles, 23 de mayo de 2012

El trabajo de las mujeres en el hogar estaban dirigidos principalmente “el lavado y peinado de lana, la limpieza de ropa, el cuido de los hijos, la cocción de los alimentos y la producción artesanal[1] en el constructo familiar el papel preponderante lo tenían los hijos; las madres y esposas eran consideradas objetos de trabajo que no tenían derecho a expresarse sublevarse e incluso a manifestar sus derechos. La educación de los hijos estaba a cargo de las madres pero al cumplir los 10 años de edad los hijos varones eran educados por los padres mientras las hijas seguían siendo educadas por las madres para que aprendieran todos los elementos necesarios para convertirse en excelentes esposas y madres.

A las mujeres se les establecía una edad para contraer matrimonio ya que este era considerado como un deber que tenía que cumplir para con la sociedad.  En las clases bajas se les exigía casarse a los quince años de edad por otro lado “en las familias más cultas se consiente en retrasar el matrimonio hasta que la hija cumpla los diecisiete años[2] evidenciando que las prácticas formativas de familia variaban según la condición social a la que pertenecía.


[1] Ibíd. 272 
[2] Ibíd. 275 
Marco Teórico
ü Mujeres:
Más que un género, las mujeres en el período en estudio eran vistas como seres inferiores que tenían que dedicarse únicamente a ciertas labores específicas, pero quizás el principal rol por cumplir era el de procrear, es decir ser madres. Una mentalidad que se encontraba muy presente como herencia de la edad media, ya que se establecía una similitud entre ellas y la Virgen María. Pero también se le catalogaba como la principal promotora del pecado del hombre afirmando que “la mujer es un verdadero diablo, una enemiga de la paz, una fuente se impaciencia, una ocasión de disputas de la que el hombre ha de mantenerse alejado si quiere gozar de la tranquilidad[1]. La similitud entre la mujer y pecado era la constante en el imaginario colectivo de la sociedad de la época.
Bajo este ideal la posición social de la mujer siempre era inferior a la del hombre, su único destino era del concebir y cuidar a los hijos, velar por el gobierno de la casa y estar siempre dispuesta a satisfacer cualquier necesidad que tuviera el esposo. El concepto propio de mujer bella giraba en relación con la capacidad única de ser madre, es decir una mujer estéril no cumplía con los parámetros que establecía la sociedad. Así pues las mujeres que no podían tener hijos se convertían en religiosas “la mayoría de ellas iban mucho más allá de las exigencias mínimas de la Iglesia, santificar el domingo absteniéndose de efectuar labores serviles y oyendo a misa, ayunar en cuaresma, durante las cuatro estaciones y las vigilias, confesarse una vez al año y comulgar el día de Pascua[2] creyendo de que esta forma el pecado de no ser madre sería perdonado.
ü Familia:
El concepto de familia como se conoce actualmente tiene sus orígenes en este periodo de la historia. Es decir la familia nuclear en donde se considera al hombre como principal proveedor, a la mujer como gobernante del hogar y responsable de la educación, los hijos. El concepto familia cambia se ajusta al contexto inmediato, así pues el principal papel de la mujer en la familia es la fecundidad catalogada como “la primera virtud que se esperaba de las esposas algunas de las cuales traían al mundo diez, quince, o incluso veinte hijos[3] bajo esta concepción las familias eran grupos sociales sumamente numerosos y la responsabilidad de educarlos recaía por completo en la mujer.
La familia se consideraba como una institución impuesta por Dios y tenía que ser respetado y honrada por las mujeres teniendo muchos hijos. Pero en las clases altas “el matrimonio era concebido como una simple asociación económica, esa castidad concertada asusta a la iglesia casi tanto como una sensualidad sin freno[4] se puede distinguir fácilmente la diferencia de significados que puede tener la familia quedando evidenciado que el factor económico es un eje transversal en el funcionamiento de esta institución social.
ü Trabajo:
El trabajo en la edad moderna se consideraba como una actividad exclusiva para el hombre, la mujer por su parte tenía que consagrarse al cuido de los hijos, su esposo y su hogar. El trabajo que podía realizar la mujer dentro de su casa no era catalogado como tal sino era su obligación y tenía que cumplirlo como un mandato divino y social.
Pero sin embargo “algunas mujeres solteras se dedicaban a ser sirvientas  o educar a los hijos de las grandes señoras”[5] otras mujeres frustradas por no tener hijos se retiraban a los conventos dedicándose a realizar actividades propias del hombre. Pero es precisamente durante la reforma protestante en donde el trabajo para las mujeres tuvo mayor apertura los documentos registran que “1400 mujeres dirigían empresas de 26 ramas de los oficios textiles de hilandería, tejido, tapicería, pasamanería y costureras (…)[6] gracias a las transformaciones sociales, culturales y económicas que experimentó la sociedad gracias a la reforma protestante las mujeres tuvieron mayor participación en las actividades productivas, pero en las regiones en donde la reforma no tuvo mayor impacto las mujeres continuaron su enclaustramiento en las casas cuidando a los hijos.
Las principales actividades económicas que participaban las mujeres eran el artesanado y los textiles, pero muchas de las mujeres dedicadas a estos oficios eran solteras, viendo el trabajo como un mercado de posibles pretendientes y así salir de ese estado de soltería.
ü Educación:
La educación es una institución que responde a un proyecto ideológico establecido y en la época moderna no era la excepción. Las mujeres eran las encargadas directas de educar a sus hijos (as) pero después de cierta edad los varones aprendían directamente de sus padres. Se educaba con los valores y principios básicos que regía la sociedad dependiendo del género del hijo. Por ejemplo a las mujeres se les enseñaba los oficios domésticos como lavar, planchar  y servir la comida a los hombres entre otras cosas, mientras a los varones se les educaba según la labor que desarrollaban sus padres.
Pero para educar a las hijas existen pocas, puesto que entre la niña y la mujer casada transcurre tan pocos años que resulta difícil deslizar los gérmenes de una formación original y la expresión misma de vida de muchacha”[7] se educaba a la mujer para dominar el hogar, no interesaba que adquiriera otros conocimientos afirmando que la primera educación de los hijos era responsabilidad de la madre. Las instituciones educativas tal como las conocemos actualmente no existían, ya que esta es la época del surgimiento de las universidades y la expansión del conocimiento.
 La educación buscaba retomar todo aquel legado cultural de los antiguos griegos y romanos y depositarlas en la mente de los varones exclusivamente, pero la educación como tal se encontraba restringida, caía en pocas manos y solo las familias de élite tenían la posibilidad de enviar a sus hijos a centros de estudio. Posteriormente con la universalización del conocimiento utilizando la razón las mujeres empiezan a educarse pero siempre bajo los lineamientos de buena esposa y madre, impartiéndoles únicamente los conocimientos básicos de hilado, cocción de alimentos y demás labores domésticas.


[1] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 191

[2] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 237

[3] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 217

[4] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 268

[5] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 292
[6] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 293


[7] Grimal, P. “Historia mundial de la mujer” (Barcelona, España. Editorial Grijalbo, 1973) Página 275